En la tercera parte de la entrevista, Zerbino continúa analizando el complejo año político
Te paso a otra sanción que sí tomó la directiva. ¿Qué balance hacés de la suspensión a Polo y a su capitán Conti tras los incidentes de la final del Apertura?
Yo no estaba en Montevideo, pero la sanción ocurrió por la falta de respeto de un club que se había comprometido a hacer algo totalmente distinto, le faltó el respeto al rugby, a las autoridades que estaban. Carrasco Polo es un club ejemplar, para lo bueno y para lo malo, y en ese tema se equivocó. Hoy sabe todo el mundo que en el rugby eso no funciona. Tenés el ejemplo de Sudáfrica, por poner un brazalete para protestar fue sancionado con 45 mil libras y una apercibimiento. En el rugby eso no existe. En el rugby se acepta, no se discute.
¿Seguís convencido de que la sanción fue la correcta?
La sanción fue muy blanda, Carrasco Polo con lo que dijo corría riesgo de estar desafiado del rugby uruguayo. Es más, hoy tiene una observación acá y en la IRB. Todo esto trasciende, los clubes tienen que acatar y ser los primeros que eduquen. Cualquier club que caiga en eso va a tener sanciones como esas o más graves. Hoy en el mundo un club que hace eso está fuera del rugby.
¿Qué opinión te merece la segunda citación de Gibernau y Etcheverry, cuando en la directiva había diferencias sobre si citarlos en ese momento o seguir negociando?
Era el momento de citarlos. El cuerpo técnico estaba empezando el último proceso y ese lunes empezaban los entrenamientos. Yo les pregunte si había algún otro jugador que precisaban, porque era el momento de hacerlo. Empezaba un proceso y que tuvieran la oportunidad. Me parecía mal que el ultimo día llamaran a una persona y todos los que estuvieron hasta ahí quedaran afuera. Entonces resolvieron citar a esas dos personas. Lo que no acepto es la mala fe, que se diga que se los citaba para suspenderlos. La prueba está que no los suspendimos. Hay mucha mala fue. Los citamos para que jueguen para Uruguay. No sé porque hay gente que quiere leer entre líneas y tiene intereses totalmente ocultos
¿A quién te referís?
A lo que decían ustedes, la prensa: los citaron para suspenderlos
Nosotros en ningún momento dijimos eso
Me estás diciendo que no fue oportuno
Te pregunto qué opinabas de la estrategia de negociar.
Los principios no se negocian. Los DT elijen los jugadores, dimos el marco jurídico y los dejamos. Hubo negociaciones que yo nunca acepté. ‘Si quieren que vengan estos dos tienen que venir cinco más’ era el planteo. La política no entra, entran los jugadores que elige el DT. Cuando alguien quiso hablar con directivos nunca respaldé ninguna negociación. No hubo ninguna negociación, la URU no negoció. Había personas querían hablar con miembros de la URU. Nunca me hicieron un planteo a mí.
Decías que los jugadores estaban acostumbrados a tener mucho peso. ¿Se dio eso con García Porcel?
No, primero, yo estoy muy agradecido a Beco Passasore, Pancho Berruti y Rouco Oliva, que nos ayudó a armar la estructura, después vino García Porcel y se apoyó en Martín Mendaro, gran amigo y gran técnico. Trabajó con él, con Nacho Erhart y Amaya. En ese proceso García Porcel citó, habló, la relación fue muy buena. Después decidió irse, porque le cambió el enfoque, no se sentía cómodo por el trasfondo, por las cosas que ocurrían. Vino Tati Phelan y había clubes como Carrasco Polo que se opuso a que vengan, querían suspender una práctica. Costó mucho que la UAR lo trajera y eso no cayó bien, y García Porcel Porcel dio un paso al costado, molesto por eso. Mendaro renunció y arrancó el proceso con Felipe Puig y Toco Pérez para la preparación para Estados Unidos. Se hizo lo que se pudo en muy poco tiempo, pero retrocedimos. A Puig se le pidió que trabajara para EEUU. Las decisiones hay que mantenerlas, y de mi persona, todos los cuerpos técnicos tuvieron mi apoyo.
Camardón dijo que cuando llegó los jugadores iban a una práctica y faltaban cuatro. ¿Por qué se daba?
Acá para jugar tenías que ir, y terminaron yendo todos. Cuando llegué al Christians, hacía muchos años que no se jugaba y había gente que jugaba sin ir a entrenar, y la primera regla que pusimos fue que para jugar el domingo había que estar martes y jueves. Antes en Uruguay había concurrencia muy buena, pero ojo, son estudiantes, son gente que trabaja, los entiendo, es muy difícil. Se consiguió el gimnasio One, suplementos alimenticios, profesores de educción física, logramos abrir los Pladar de la Argentina, fuimos a aprender, tenemos todo el know how, tenemos el plan de Promoción a la Alta Competencia (PAC), que hay casi 250 chicos. Eso la gente no lo ve. Es noticia que un hombre muerda a un perro. Discrepo que se pierda tanto tiempo en cosas que no existen, ocurrieron y el barco sigue.
Pero conociéndolas a fondo es que no se van a repetir.
Todo el mundo sabe lo que ocurrió. Por eso está todo el mundo alineado. A mí me pidieron que lo hiciera y lo hice. Pero no es Gustavo Zerbino, es el rugby. Después vendrá otra Unión y lo van a tener que hacer igual, porque el día que no lo hagan le corta los víveres la IRB. Te exigen gobernabilidad, si no mirá a Chile, por no tener gobernabilidad cayó en picada. Nosotros tuvimos turbulencias, por egos y egoísmos de algunas personas.
¿Se reduce a un tema personal?
Así es el uruguayo, hay problemas de egos y liderazgos muy negativos. El rugby tiene que estar alienado, no a mí, sino al principio de autoridad. El ejemplo es Bocacha Silva, DT de la M20, fue a dos mundiales y lo apoyan todos los clubes. Por eso no puede ser que para que Carrasco Polo apoye a la Unión tenga que tener un técnico y todos los cargos. Eso está muy mal. Christians no tiene ningún cargo y apoya, al igual que todos los otros equipos. Si no es un chantaje.
En el principio del conflicto con Polo hubo un liderazgo de su presidente, Betingo Sanguinetti. ¿Qué balance hacés de tu relación con él?
Betingo es un gran dirigente, una persona que trabajó mucho por el rugby, por Carrasco Polo. Ha hecho cosas extraordinarias y pensaba de una manera. Como dirigente puede opinar. Tenía visión distinta, la mantuvo y el rugby decidió que tomaba otro rumbo. Si hubiese tenido apoyo, el rugby uruguayo iba a ir a donde él decía. Es un gran dirigente que tenía una visión distinta, y punto. Hoy no estás trabajando, pero puede opinar. Lo que no lo pueden hacer son los DT y jugadores.
¿Cuando hablás de egos, de quien son?
De los periodistas, de los entrenadores, de los jugadores.
¿Por qué los periodistas?
Los periodistas están para informar, pero si quieren crear noticias… yo hago lo que me compete, informar, después todo lo otro que es el comportamiento individual, lo que piensan, lo que sienten, no me compete, no es rugby. Las personas tendrán virtudes o defectos, pero creo que el rugby es un producto a cuidar
¿Los periodistas tienen la culpa?
La prensa es la que comunica, cada periodista comunica lo que le parece. Puedo comunicar lo bueno o centrar toda mi energía en comunicar lo malo, es una opción de la prensa. Se dieron muchísimas más cosas positivas que errores, todo el rugby uruguayo sabe lo que paso y mira para adelante. No da para más, es algo que es bueno que pase para que no ocurra de nuevo. No es Gustavo Zerbino ni los jugadores, es la política en que está basado el rugby. Todos los errores que cometimos los reconocemos, los hablamos. Uno de los errores creo que fue no ser muchísimo más duro, haber tenido tolerancia. El rugby de hoy necesita el apoyo honesto para sentarse en una mesa para trabajar para el rugby. Pero no se manda gente a la Unión, no se trabaja, y después criticar es muy fácil. Más cuando es un rugby amateur y los espacios están para ocuparlos. Este último partido llenó el Charrúa, pero antes no iban ni los dirigentes ni los jugadores de rugby. Yo no me debo anda más que al rugby. Si me equivoco están los clubes y me someto a ellos.
Continúa…