Hoy entre el rugby uruguayo y el argentino existe una diferencia de nivel muy amplia, y cuando uno se enfrenta con los equipos argentinos que están dentro del sistema profesional evidentemente esas diferencias se hacen ver claramente. No hay una diferencia de 90 puntos entre el rugby argentino y  uruguayo, esa diferencia es entre un contexto como el profesional de Argentina y el uruguayo. No la sentimos cuando fuimos contra Rosario, pero cuando vas a jugar con los tipos que están en este sistema profesional sí lo notas. A mí no me llamó poderosamente la atención el resultado, en el sentido que en el Sudamericano nos habíamos encontrado con una realidad similar, y si bien el equipo puede haber sumado nombres nuevos, también el equipo argentino tiene una evolución, y esa evolución es aún mayor a la nuestra. Están en un sistema de competencias y entrenamiento que los potencia día a día, están mejor hoy que en marzo. La diferencia fue la misma al Sudamericano, cinco puntos más o menos de diferencia,  que a veces es que haya habido un knock on o no.

Además esa diferencia es muy difícil, de acortar. Porque ellos se subieron a un tren en el cual nosotros aún no podemos estar, porque no hay medios, jugadores o dinero. No pudimos hacer un sistema profesional, ese es el tren al que se subieron ellos. La clave es que Argentina tomó una decisión de profesionalizar un sector del rugby, que Uruguay no la tomó. La diferencia va a seguir siempre, y en el único momento en que se puede empezar a acortar –sin garantías, porque capaz no lo logras- es si Uruguay toma una decisión similar de profesionalizar un sector del rugby. Y no sé ni si es lo que Uruguay quiere, lo que la mayoría del rugby quiere. Esa decisión la tiene que tomar la decisión el rugby uruguayo

Si tuviera 25 tipos que cobran, que tienen la obligación de entrenar, que están bajo un régimen profesional, y veo que la evolución es prácticamente insignificante, ahí sí voy a decir ‘¿Cómo hago? No me está dando resultado’. Pero hoy es totalmente ridículo. Yo tengo absolutamente claro q los jugadores están dando absolutamente todo lo que tienen a su alcance, entrenan varias veces a la semana, postergan cosas para ponerse la camiseta de la selección. Los argentinos hacen todo eso y encima son profesionales; están en un nivel de competencia superior, y con posibilidad de elección de miles de jugadores, contra cientos de nosotros. ¿Cuál puede ser el argumento para achicar la diferencia? Lógico no es. Podrá haber corazón, pero no hay argumento de sustento.

 

Lo que el partido le puede dejar al equipo es que obviamente al jugador no le gusta que le pasen estas cosas, perder por una goleada así, y más allá que es una situación comprensible, no deja de poner al tipo en situación de alerta, de hacerlo dar un plus, ver cómo tratar de rendir un poquitito más. Esperemos que eso pueda darse contra Portugal. El tema de sufrir un golpe así nos va a hacer ir de punto. Hay que pensar que ganarle a Portugal va a ser un milagro, más o menos como España, tiene todos sus jugadores en Francia, que se dedican a esto. Vamos a ir a un desafío máximo, vamos a estar quemando el último cartucho, y esto nos puede poner en esa perspectiva

 

Uruguay fue a jugar el partido en un contexto de preparar una gira, y no fijar el partido como objetivo propio. Probablemente si mañana Uruguay se fija este partido como el partido de su vida y lo pone como objetivo final, mejora 25 puntos el score y logra jugar de otra manera. No sé  planteó en ese ámbito. Buscamos tratar de aplicar algunas cosas de defensa, ver jugadores en situación adversa como rendían, dar realmente una dimensión al rugby de alto nivel a algún jugador que pudiera no tenerla. En ese contexto es en el que se jugó este partido.

 

Para lo que más nos sirvió es para la parte interna del jugador, para que se sienta un poco dolido en el buen sentido, para que aflore la rebeldía. Es imposible que eso surja en el correr del partido porque la presión es tan grande que no podés resolver, pero de acá en más va a servir para mejorar en la concentración, para estar más en alerta.

 

La gente del seven que estaba en el XV obviamente se va a integrar, probablemente viajen y aporten buenas cosas. Lamentablemente, hoy por hoy, Uruguay, donde más estar corto está es a nivel de segunda o tercera, y ahí el seven no tiene mucho a aportar. Es una realidad del rugby uruguayo, no hay mucho más segundas o terceras líneas en el rugby uruguayo, más allá que hay alguna gente que  no puede viajar.

 

A todos nos encantaría que estuviera, pero creo que es muy difícil.