El buen rendimiento ante Inglaterra dejó sentadas las bases para hacer de la experiencia regional algo con futuro

El partido de Sudamérica XV ante Inglaterra era, en muchos aspectos, una apuesta. Sobre todo en lo deportivo. Los ingleses, a pesar de la ausencia de los jugadores de los Lions, trajeron a Montevideo un equipo de primer nivel Mundial. Ante un combinado conformado por jugadores que se juntaron el miércoles, y que salvo excepciones juegan en un rugby amateur, la apuesta era riesgosa: una goleada de más de 60 puntos hubiese sido lógica, y a su vez, un serio golpe a la chance de que más partidos como este se repitan en el futuro.

Sin embargo, el mejor balance es la sensación que se llevaron los ingleses. De un partido duro, en el cual fueron sorprendidos de entrada, y en el que tuvieron que trabajar mucho para asegurar la victoria, antes que en el final Sudamérica XV tomara nuevamente el protagonismo para dominar en el cierre.

Para Uruguay, el gusto extra estuvo en los tres jugadores que entraron como titulares (Sagario, Ávalo y Leivas), y en que, cuando llegaron los cambios, los siete celestes que estaban en el banco le cambiaron la cara a un equipo cansado, y pusieron contra las cuerdas al equipo de la Rosa.

Ahora dependerá de que haya voluntad política y músculo comercial para hacer de esta experimente algo permanente. Ante todo, los jugadores cumplieron en la cancha.