Los Teros van por el partido de vuelta ante EEUU; nuevamente todas las apuestas van con ellos, pero Uruguay demostró que puede hacer para taner chances de clasificación directa al Mundial
Ignacio Chans-Redacción RugbyNews
Difícil es, y los favoritos siguen siendo ellos amplio margen. ¿Pero cuando fue fácil para Uruguay entrar a un Mundial? Nuevamente la posibilidad de una hazaña es lo que separa a Los Teros de clasificar a Inglaterra 2015 mañana, si se imponen en el partido de vuelta ante Estados Unidos, mañana a las 16 en el Kennesaw Stadium de Atlanta, luego del empate 27-27 en el partido de ida hace una semana en el Estadio Charrúa.
La diferencia con otras tantas aventuras del rugby uruguayo es que, esta vez, la hazaña está al alcance. Porque la diferencia que separa a Estados Unidos y Uruguay no es tan grande que elimine esa chance, como si ocurriría si Los Teros enfrentarán a Escocia, Italia o alguno de los top 10 del ránking. Esa idea se ratificó en el partido de ida, donde los extremos se tocaron: Las Águilas hicieron un mal partido y Los Teros uno muy bueno –no perfecto, ni mucho menos- y por el resultado fue de empate.
Fue este plantel Uruguay el responsable de disimular esas diferencias. Y el culpable de que hoy estemos hablando de una serie abierta y empatada a 80 minutos de terminarse. De que no sea un trámite para EEUU, sino una final de dientes apretados.
OTRA HISTORIA
Claro, esta vez será muchísimo más difícil. Porque Uruguay ya no es local, término que adquiere un significado especial hoy en día respecto a Los Teros y el Charrúa, porque los jugadores pasan allí casi más tiempo que en sus casas. Porque en Atlanta no saben de memoria cada medida de la cancha, ni durmieron en las camas que ya los han tenido como su segundo hogar en el último año. No tendrán el apoyo de la gente, y todas esas cosas invisibles que cambian cuando se pasa de local visitante. Y lo mismo –quizás en una medida un poco menor – ocurrirá a la inversa con EEUU.
Pero además, Las Águilas vendrán con la sangre en el ojo. El empate 27-27 les dolió, porque, digan lo que digan, venían a cerrar la serie en Montevideo. Como lo dijo Pablo Lemoine, es el mejor equipo de la historia de EEUU, con una base de jugadores que son titulares en la Premiership inglesa, y con recursos en todas las líneas. Entonces, si se suma lo que los golpeó y lo que se juega la USA Rugby con la clasificación al Mundial (y la IRB, que tiene en EEUU el mercado más estratégico de expansión para el rugby), los estadounidenses se juegan muchísimo –ojalá que el referee un sucumba a esa necesidad de que EEUU clasifique-.
Eso los transformará en una tromba en el arranque del partido, cuando querrán salir a pasar por encima a Uruguay e imponer las condiciones del resto del partido. Será vital bancar ese primer envión, para que todo lo anterior se transforme en presión para el local. Un alerta: Las Águilas no respondieron bien a esa presión en el partido de ida, ya que cuando entraron en un bajón, dilapidaron la diferencia de un hombre con la que jugaban por amarilla a Magno y tuvieron un parcial de 0-10.
EL JUEGO
¿Qué puede proponer Uruguay? No hay misterios: lo mismo que propuso en el partido de ida. Muchísimo tackle y amor propio, que contagie en lo mental pero que en el juego enlentezca las pelotas de EEUU, para impedir que Las Águilas desarrollen velocidad de pelota. Porque si lo logran, ellos encontrarán huecos valiéndose de sus tamaños, por una cuestión física simple: para detener a uno de ellos hace falta dos, y hasta a veces tres jugadores uruguayos.
En Montevideo Las Águilas esquivaron esa responsabilidad por momentos, cuando encontraron un muro infranqueable por adentro. Y en vez de insistir en darle velocidad a la pelota, optaron por abrirla, donde Uruguay también defendió bien parado, salvo las dos jugadas del arranque del segundo tiempo que terminaron en tries. Por eso alguna frase interesante del DT Mike Tollin: “insistamos por adentro”.
Habrá que repetir la disciplina del primer partido, exigida al límite por esa estrategia de enlentecer la pelota rival, que obliga a jugar al filo del reglamento. Y aprovechar los errores de EEUU, que cedió varios penales que Berchesi transformó en puntos en la ida (de hecho, fueron claves, ya que en tries EEUU ganó el duelo 3-2). Y aprovechar las pelotas recuperadas al 100%, tal como en la ida. Y si se puede, un poquito más.
El scrum deberá ser el estandarte mental y de juego de Uruguay, que en la ida le permitió torcer un trámite que venía complicado, para pasar de jugar dentro de 22 propias a las cinco rivales. Las Águilas trabajaron mucho en eso, para evitar trastabillar luego de haber hecho un partido parejo en los primeros 60. Pero precisamente, si después de todo ese trabajo Los Teros vuelven a sacar ventaja, puede ser un arma anímica fundamental. Del otro lado, habrá que habrá que hacer lo imposible para no perder todas las pelotas que se perdieron en la ida en el line, lo que le quitó muchas chances de posesión a los celestes y los obligó a defender buena parte del primer tiempo.
¿Se verán más kicks? Puede ser, más por necesidad que por estrategia, porque lo dejó claro Lemoine tras la ida, jugar con el pie al fondo de ellos favorece una de sus mejores armas: el contraataque. De seguro, ellos sí probarán más kicks intentando entrar en ese ida y vuelta que favorezca a sus backs. Entonces, la tarea irá más por la que se vio en el Charrúa: juego agrupado y muy solidario, buscando penales que permitan avanzar o sumar en el score.
En suma, Uruguay debería jugar aún más que en el partido pasado, y esperar que EEUU entre en esos mismos bajones mentales que permitieron el empate. ¿Es difícil que ocurra todo eso junto? ¿Extremadamente difícil. ¿Es imposible? No lo es, y no solo por cálculo estadístico ni por ilusión nacional, sino por el antecedente inmediato.
En eso, en la esperanza y en las banderas que plantó Uruguay hace una semana, es que Los Teros se ilusionan con la clasificación directa al Mundial.