La 12° edición del Oldies but Goldies volvió a ser una fiesta, en el 150° aniversario de Montevideo Cricket
La estampa es clásica, pero no por eso deja de impactar: cientos de veteranos, algunos que pisan los 40 y dejaron la cancha hace poquito, y otros de 60 y hasta 70, que charlan más de lo que corren o tocan la pelota, pero no se pierden una sola edición del torneo.
El Oldies but Goldies, que organizó el sábado Montevideo Cricket por 12° edición, encontró a 12 clubes de Uruguay, Argentina y Paraguay compitiendo el sábado por la tarde, en una edición muy especial, que llegó en el medio de las celebraciones por los 150 años de la institución. Y competir es un decir, porque la tónica fue la de la camaradería, la de encontrarse con viejos rivales adentro de la cancha, para disfrutar el “afuera” de la cancha casi tanto o más como el adentro. Tanto, que sobre las 17 la organización tuvo que “rezongar” a los jugadores para que entraran a la cancha, porque sino la tertulia rugbística se mantendría toda tarde.
Lógico, como siempre, también hubo algún cruce por un tackle alto o a destiempo, pero casi siempre, el final de la historia mostraba a los protagonistas cinco minutos después fundidos en un abrazo.
No hubo campeones, porque el objetivo del Oldies no es ese: más es bien es disfrutar de todavía poder hacer un tackle, o romper uno, o zambullirse al ingoal tras apoyar el try.
Este año estuvieron presentes La Plata Rugby, además de Torcuato XV, integrado por ex jugadores de Hindú, Añejos XV y Templarios. También el Colegio de Abogados de San Isidro, que para competir eligieron un nombre con más gancho: Inimputables. Desde Paraguay llegó San Ignacio y “La Plaga”, mientras que de Uruguay estuvieron presentes MVCC –fusionado con jugadores de Champagnat que no pudieron completar el XV- Círculo de Tenis, Trouville –que año a año se vuelven a jugar para la ocasión, Los Cuervos y Carrasco Polo.
Al terminar, ya con el sol cayendo y con el olor a asado en la parrilla, llegó el gran tercer tiempo de cierre, y la promesa de la vuelta el próximo año, en una cita que para muchos se ha hecho la ineludible forma de volver a sentirse rugbier por un rato.