Carrasco Polo se quedó con un torneo lleno de polémicas, hasta en la entrega de la copa
Es imposible hablar de este Torneo Apertura sin todo lo extra rugby que se vivió, y que obligó de hablar poco del juego durante la mayor parte del tiempo. Primero fueron los alejamientos de jugadores –cuatro de Carrasco Polo y uno de Old Boys- de la selección, que decretaron que el caballito jugara el torneo sin afectados a Los Teros. Luego fue la situación del clásico y los cinco puntos otorgados a Christians. Y finalmente, la sanción a tres de los cuatro jugadores de Polo que no se habían integrado a la selección, y que llevaron a que el caballito evaluara no presentarse en la semifinal.
Por todo eso, el título tuvo un condimento extra, que contradijo lo que se dicen los jugadores cada vez que ganan un Apertura, aquello de que “es solo la mitad del año y que el título se define en octubre”. Polo lo festejó, aunque lamentablemente también le dedicó el título a la URU y hasta profirió cánticos fuera de lugar contra la directiva.
Pero además, el enfrentamiento entre la URU y Carrasco Polo se hizo patente con el desencuentro del final. Los jugadores del campeón festejaban por un lado y los dirigentes de la URU esperaban por el otro para entregar la copa. En el medio de un ambiente de tensión, finalmente decidieron dejársela a algunos dirigentes de Carrasco Polo, para que los jugadores la recibieran luego en el medio de los festejos y de manera casi desapercibida.
Pese a que la fijación de la final en cancha del caballito aparecía como una oportunidad para empezar a tender puentes –incluso con una carta del caballito agradeciendo el hecho-, lamentablemente la armonía será muy difícil de zurcir. Ojalá el tiempo y la grandeza de todos lleve a dejar atrás un desencuentro que ya lleva demasiado tiempo, y que solo tiene un perjudicado: el rugby uruguayo.