El preparador físico de Los Teros Santiago Alfaro explicó los detalles de la postemporada que realizan Los Teros, y cuánto se puede crecer para competir ante las potencias
Ignacio Chans-Redacción RugbyNews
En setiembre del año que viene Los Teros se enfrentarán a una exigencia inédita: Inglaterra, Gales, Australia y Fidji en poco más de tres semanas, en el Grupo A del Mundial de rugby. Es el mejor ejemplo del “David contra Goliath” deportivo: por un lado los super profesionales, por el otro los en gran mayoría amateurs que deberán hacer frente al reto de sus vidas, y trata de competir de la manera más pareja posible.
Como achicar distancias será una de las grandes tareas de los meses que vienen. Y en eso, el rol de la preparación física será clave. El lunes, Los Teros empezaron su postemporada, la primera etapa de trabajos rumbo al Mundial. Serán cuatro semanas de entrenamiento físico extremo, y centrado en metas personales. Luego dos semanas de vacaciones, y volverán a trabajar en la primera semana de enero, ya con un perfil de trabajos más grupales y centrados en la pelota, para llegar a los primeros partidos en febrero.
“Históricamente en la pretemporada se trabajan contenidos físicos. Pero hoy los calendarios no permiten eso. En febrero ya estamos jugando. Las postemporadas te permite tener una intensidad y un nivel de entrenamiento máximos, solamente porque después tienen vacaciones. Si enseguida tenés la temporada no darían los tiempos” explicó a RugbyNews Santiago Alfaro, director de la empresa Athletic Dome, que desde hace dos años trabaja con la URU cambiando el enfoque de la preparación física.
Para Alfaro, esas vacaciones luego de estos trabajos son clave para el trabajo. “Se supercompensan. Después de un estrés tan grande necesitan vacaciones para que cuando vuelvan estén en condiciones. Los deportes de colisión necesitan mucho descanso. Un partido de rugby iguala a una maratón en los niveles el cortisol, la hormona que mide los niveles de estrés físico. A eso hay que sumarle el daño muscular. Por eso requiere mucha recuperación, que durante el año la tenemos en cuentagotas”, agrega Alfaro, quien junto a otros PF como Federico Izeta y Matías Ortiz planifican el trabajo de las selecciones.
La cruda realidad es que no hay fórmulas milagrosas para que los jugadores uruguayos puedan estar a la par de sus rivales en setiembre. En cambio, el objetivo de los trabajos físicos será que cada jugador llegue a su techo máximo de rendimiento. Porque a diferencia de lo que se pueda imaginar, en las pruebas físicas formales los resultados de los uruguayos no están lejos de los de los superprofesionales: la diferencia está en el ritmo de competencia en el que se mueven unos y otros durante el año, y que sin imposibles de disimular en pocos meses.
“La realidad no cambia mucho: hay que hacer la mejor preparación posible. Nos vamos a preparar como si fuéramos ganar la copa del mundo. El que juguemos contra equipos altamente superiores no modifica los objetivos. Trabajamos para que cada jugador maximice su potencial. No es que sean muy superiores físicamente, sino que adquieren otra velocidad de juego. Si los ves los números físicos de nuestros jugadores, en cuanto a composición corporal y peso no hay tanta diferencia, quizás sí en evaluaciones de velocidad. La diferencia está en todo el combo de desarrollo de los jugadores, el ‘enviroment’, opina Alfaro, acostumbrado a trabajar con estrellas como Diego Forlán
“Cuando hablás con jugadores que se van a jugar al Circuito de Seven, les preguntás y el partido uno no fue igual que el quinto, se sintieron que pueden jugar a mas nivel, se adaptan a la mayor velocidad de juego. Fue también lo que le pasó a argentina con el Championship”, agrega el PF.
“En esta etapa cada jugador tiene un objetivo antropométrico: en base a los estudios que hicieron las nutriciononistas, se fija un objetivo de acá a enero. En algunos será aumentar un kilo, en otro adelgazar. También es un momento para trabajar debilidades de todo el año, como problemas de movilidad y estabilidad. Hay otro grupo que hace fisioterapia y entrenamiento diferenciado para recuperarse de lesiones, que en otros momentos quedaban parados hasta volver a la pretemporada”, indica el PF, que afirma que esa misma preparación fue la que permitió subir un esacalón ante Estados Unidos. . “Cuando estás cerca, lo que define es el juego. Contra Rusia aguantamos el envión físico y ganamos en juego”, agrega.
En enero llegará la compleja tarea de engarzar la parte física con la técnica. “Van a ser una etapa de trabajos más grupales y más vinculados al juego. Desde el vamos hay con trabajo en conjunto con el cuerpo técnico y construcción de juego. Visualizamos el plan de juego, se construyen entrenamiento, un contenido para llegar a un objetivo”.
“El objetivo es tocar el techo de rendimiento, la magia del entrenador es hacer vincular el trabajo, que nosotros hagamos bien nuestro trabajo y que los chicos lleguen en el momento óptimo al nivel técnico y táctico. Tiene que ser literalmente en conjunto, muy monitorizado. Y todavía el deporte colectivo tiene eso de aleatorio, que en el fútbol pasa más, porque el rugby es más lógico, pero influye”.
¿Cuánto se puede crecer a partir del el nuevo plan de viaticados, por el cual el equipo entrena por las mañanas en lugar de hacerlo por las noches? Alfaro lo explica así: “Lo que estamos haciendo es un laboratorio nuevo, no sabemos cuánto vamos a mejorar. Hay muchas cosas que ayudan mucho: por ejemplo entrenar con sol, el descanso, que sea la primera tarea y no la última del día, que haya un ambiente positivo hacia las cargas. Pero vamos a ir a un lugar en el que los rivales tienen años de preparación profesionales, y lo nuestro es muy reciente”.
“Va a ser un año de estrés de la cabeza, muy cargado, lo hablamos mucho. La presión de los chiquilines de querer estar, el sacrificio que hacen. Hay una doble presión, por lo que significa el Mundial ya lo empezás a vivir”, agregó Alfaro, que destacó que en julio habrá otra etapa de acondicionamiento físico y de descanso, antes de encarar la recta final al Mundial. “Vamos a tener muchas horas de viaje, una tercera parte del año vamos a estará fuera. Muchos han vivido experiencia de profesionalismo y eso ayuda, como también ayudan mucho los procesos de juveniles. Vamos a ser muy cuidadosos con los descansos, en eso Fede Izeta es un bicho de laboratorio, que monitorea absolutamente todo”, explica Alfaro, al frente de otro de los departamentos de la revolución en la que está inmerso el rugby uruguayo.