Los Teritos vencieron 44-43 a Tonga, terminaron terceros en el Mundial B y son 15º en el mundo, la mejor actuación desde que se juega el Mundial M20
Ignacio Chans-Redacción RugbyNews
La alegría de ver una camiseta celeste ganando. La euforia de poder gritar y festejar triunfos. La satisfacción de plantarle cara a rivales superiores en los papeles, y ganarles. La tranquilidad de ver que el futuro está bien cuidado, y que muchos Teritos en un futuro próximo serán Teros. La sorpresa de ver aplicados en las cancha muchos aspectos de un juego moderno. La confirmación de que el camino se está andando y que los resultados llegan.
Todo eso se coronó ayer en Lisboa. Cuatro años de trabajo en el Centro de Alto Rendimiento del Estadio Charrúa tuvieron su premio ayer cuando Los Teritos vencieron 44-43 a Tonga y se quedaron con el tercer puesto del Mundial M20 B, lo que significa el 15º lugar del Mundo, la mejor ubicación de la historia desde que el torneo se juega con el nuevo formato. Incluso que aquel histórico título de Chile 2008, porque en aquel momento eran 16 países los que jugaban en el A, entonces la posición Uruguaya fue la 17ª.
Son cinco lugares adelante del 20º que le permitió a los mayores clasificar al Mundial. Pero por sobre todo es un recordatorio de que, cuando el super profesionalismo no está aún sobre la mesa, Uruguay es competitivo contra rivales que luego se le empiezan a despegar producto de que tienen los recursos para desarrollar planes profesionales o tener a la mayoría de sus planteles compitiendo en el profesionalismo europeo. Fue un mensaje al Mundo del rugby, y también al país y a los que deciden si apoyar al gobierno: el trabajo se está haciendo, y si siguen apoyando, se podrá ver cada vez más claro también en mayores.
Uruguay está en eso con su Centro de Alto Rendimiento. Pero mientras tanto, seguir desarrollando jugadores con futuro de Teros, y ganarle a selecciones como Fiji o Tonga como se hizo en este torneo, es una señal de que el camino es correcto, y que, si se mantiene, el futuro es alentador.
Esa presión tenían Los Teritos sobre sus hombros. Explícita o no, en este Mundial había que demostrar que el trabajo se estaba haciendo. Y la presión fue doble después de la dura derrota 36-14 ante Georgia en el inicio, un partido desdibujado por el mal rendimiento y las peleas que derivaron en sanciones.
Había que dar vuelta la página. Y vaya si el equipo la dio. Con buenos resultados y buen juego ante Portugal y Fiji, y con un partido loco ante Tonga, como lo muestra el score.
Ante Tonga no fue el mejor partido: fue espectacular, por sobre todo, lo que se tradujo en los 87 puntos que tuvo en el partido. El rendimiento ofensivo fue muy bueno, aunque en el defensivo se sufrió toda la tarde por culpa de la explosión y velocidad de los isleños.
Pero así y todo, Uruguay fue el dominador, y hubiese sido una enorme injusticia si no se hubiese llevado la victoria. Fue el que hizo el gasto, pero lo que a los celestes les llevaba mucho trabajo, fases e intentos por diferentes facetas de juego, Tonga lo hacía mucho más rápido y simple: espacio para sus tres cuartos o sus terceras líneas lanzados en velocidad, tackles fallados y quiebres sin mucho trabajo para llegar al try.
Los Teritos tuvieron varias virtudes: acaso la mayor fue que se levantó de una desventaja de 17-6 ante un rival que con viento en la camiseta suele “sacar la pizarra”, y que cuando obtenía y tenía espacios penetraba como aviones. Los juveniles celestes lo fueron a buscar con algunas banderas claras como el scrum o el maul, pero además agregándole una herramienta fundamental para el futuro, la obtención en el line, y la confianza para buscar por allí.
Pero además, Uruguay tuvo la virtud de desarrollar, de a ratos un juego, integral como exige el rugby de hoy: ganó en muchas oportunidades en el juego en el contacto, y así logró empezar a quebrar a la defensa rival. Se pudo ver a un 8 uruguayo levantándose y ganar muchos metros desde el scrum, algo que a nivel de mayores se complica mucho más. Pero además lo alternó con ataques moviendo la pelota a lo ancho de la cancha y desordenando al rival, como había pasado también con Fiji. Ese juego, a futuro, es uno de los argumentos que da la tranquilidad de que el camino es el correcto.
El tanteador dio vueltas una y mil veces. Hasta que sobre el final del partido, cuando Uruguay se fue 44-29, parecía que se liquidaba todo, cuando Los Teritos empezaron a corregir en defensa y a forzar al rival a equivocarse en ataque gracias a una buena defensa. En ataque otra vez ganó con los forwards y estuvo a punto de conseguir el try para liquidar. Sn embargo perdonó, y Tonga quemó sus últimos cartuchos para conseguir dos tries en el cierre, que de todos modos no le alcanzaron.
Por eso, a festejar. A disfrutar de estos momentos de victoria. A ver el brillante futuro que aparece en el horizonte. Y sobre todo, a seguir trabajando.