A horas del partido ante Gales, una sensación de lo que pasará mañana en el Millennium
Ignacio Chans, desde Newport
Escribo a menos de 24 horas de uno de los partidos más importantes de la historia del rugby uruguayo. Y cuando llegan estos momentos, el riesgo es que las palabras se acaben. Es un Mundial, y por eso, de por sí, todo es majestuoso, todo es emocionante. Todo es trascendente y enorme, y en el medio de todos esos todos, las palabras se quedan cortas.
Entonces, quizás, lo que quede es ponerse a ver el camino que llevó hasta acá. El del largo plazo, aquel que empezó en 1999, para ver la perspectiva, y lo que significa lo que Los Teros saldrán a cosechar mañana en el Millenium, en apenas su octavo partido en la historia de la Rugby World Cup.
Pero también sirve ver lo cercano. La derrota en Rumania en 2010, el Sudamericano de Asunción 2011 y el empezar a recuperar la mística de la camiseta de Los Teros. El largo camino al Mundial, con la casi sorpresa y la espina ante Estados Unidos, cuando los jugadores rivales pedían no golpearse más. Aquella victoria ante Rusia a estadio lleno, de atrás y con un guión sacado de una película épica. Y luego todo este año. Los 17 partidos. Los momentos altos pero también los bajos. La sorpresa de la derrota con Chile que llevó a replantearse mucho, la impotencia de a ratos ante Fiji, la alegría histórica ante Argentina XV, el golpe con Japón. Y un juramento: que el Mundial encontrará la mayor entrega que se haya visto de este plantel, que ya de por sí tiene innumerables ejemplos.
Estar el día previo con el equipo es una de las sensaciones más fuertes que haya tenido cubriendo rugby –ni que hablar mañana-. Aunque poco se hable, se respira un aire único. Y quizás se simbolice en un aspecto: la emoción de los que no le tocará entrar, que le piden a sus compañeros que dejen todo, y que están convencidos que lo van a hacer. Nadie se quiere perder por nada del mundo este partido. Aunque enfrente estén los más famosos. Y esa es la mejor sensación que la gente se puede llevar.
Encima, en todo el día no pararon de llegar mensajes de aliento desde Uruguay, de gente del rugby pero también otros que nunca estuvieron cerca del deporte, pero que ven una camiseta celeste y una entrega que contagia. El país está expectante, y mañana cientos de miles mirarán el partido por ESPN o Canal 12. Y eso es mérito absoluto de este plantel. Los construyeron ellos en todos estos años.
¿Los de enfrente son mejores? ¿Son más ricos? ¿Son más altos, grandes, rápidos, fuertes y dinámicos? ¿Todas las apuestas están muy en contra? Sí. Nada que no se supiera antes.
Pero por todo eso, desde Newport, y sin ninguna autoridad para decirlo, me atrevo a asegurarles a los que están en Uruguay: quedénse tranquilos. Acá hay un equipo que va a dejar la vida. Que tackleará como nunca antes hayamos visto. Que correrá por sobre el límite de sus posibilidades. Que tackleará, se reposicionará y volverá a tacklear. Y que cuando el cerebro, los brazos y las piernas les digan que no pueden más, correrán y tacklearán con el alma. Y después, con lo que les quede del cuerpo. Que cuando en el minuto 65’ y en la séptima fase ellos vengan con la misma dinámica que a los 5’, se encontrarán con más tackles que al comienzo del partido. Es una convicción, de ver caras, gestos, sensaciones por estas horas.
Quédense tranquilos. Este equipo saldrá del Millennium con la cabeza en alto. Y les inflará el pecho de orgullo. Más que nunca, mañana, #VamosTeros.