Ante el superprofesional equipo de Francia A, Los Teros tuvieron muy buenos 40 minutos y cayeron 43-10 por la segunda fecha de la Churchill Cup
Uruguay perdió 43-10 con Francia A por la segunda fecha de la Churchill Cup. Lo cual, mirando los resultados fríos, es un buen resultado, ante una selección integrada completamente por jugadores del Top 14, algunos de experiencia importante en el seleccionado principal, y otros que tendrán en cuestión de semanas la chance de llegar a esa instancia.
Sin embargo, algunas cosas pesan más que los 33 puntos de ventaja, o hasta que el try uruguayo del Cabeza Edgardo Benitez. Ver a Los Teros atacando en el final, yendo hacia adelante buscando un segundo try, apostando al line o a jugar cuando tenían un penal factible, abriendo la pelota y corriendo casi a la par de los franceses, o cerrando y jugando de igual a igual con el rival; todo eso valió quizás más que el resultado final.
Y eso que los celestes tuvieron algunos pasajes malos, sobre todo entre los 20 y los 40 del primer tiempo, o entre el arranque y los 10 del segundo, donde cometieron errores con la pelota que derivaron en rápidas corridas de Francia con la pelota recuperada. De no ser así, los celestes hasta se podrían haber llevado una diferencia más corta.
Tras esos minutos iniciales en los que Uruguay tuvo la pelota y propuso, llegaron los errores que dejaron a los celestes ante el peor panorama: los franceses, muy fuertes, corriendo con espacios y con apoyo contra una defensa celeste que retrocedía. A partir de esos 20 minutos, los tackles casi nunca salieron, los pases rápidos de los galos dejaron casi siempre descolocada a la defensa celeste, y así llegaron los tries que dejaron una diferencia de 24-3 en el descanso, gracias a los tres puntos que acertó Caffera en el cierre.
El inicio del complemento mostró una tónica similar a la del primer tiempo, a lo que se agregaba encima una defensa celeste que parecía más cansada, y perdía en el scrum, lo que daba lugar a un par de fáciles tries de los franceses, que hacían retroceder a los celestes hasta encontrar el hueco en la línea.
Sin embrego, antes de la pausa de los 20 minutos –otorgada por el juez debido al gran calor de Denver- los celestes empezaron a animarse. Ganando la pelota en los rucks con los forwards, Uruguay tuvo a un Manteca Martínez –entró en el segundo tiempo en lugar de Diego Lussich- muy dinámico, que trató casi siempre de mover la bola rápido, y se encontró con un Emiliano Caffera que también una y otra vez buscó darle dinámica, y apostar al pick and go solo cuando era necesario en los últimos metros. Juntos pusieron a Uruguay en ataque, a veces arriesgando de más con pases a la punta que se encontraban con una defensa francesa alerta, pero cometiendo una gran cantidad de penales provocados por el juego celeste en el ruck, que en ese período del partido funcionó al mantener la posesión en el contacto
Esos penales, que de los que Uruguay tuvo varios entre los 60 0 los 80, podrían haberse pateado, o que le hubiese permitido a los celestes sumar de a poco. Sin embargo, la meta del try era una cuenta pendiente. Y por eso fue en algún momento Diego Magno el que se mandó pero no llegó, en otro fue Juani De Freitas, luego de que los medios abrieran la bola a la punta.
Ese intento, que no terminó en try porque el centro de Champa se pudo dar vuelta paoara apoyar, terminó unos minutos después en try de Francia tras un scrum. Podría haber sido el derrumbe celeste, que tras probar un buen rato se iban con las manos vacías y con un tanteador aún más grande en contra.
Sin embargo, saltaron las ganas de jugar. Otra vez la misma apuesta, ahora acompañada de un line que funcionó de manera excelente, aunque enfrente tuviera a los mejores forwards del torneo. Así llegó el try de Benítez, que primereó un line que había salido mal y se zambulló para poner el 43-10. Incluso en el cierre Uruguay tuvo una más, que Francia defendió bien, por lo que no pudo acercarse más en el tanteador. Sin embargo, esos 33 puntos de diferencia –y aunque a nadie le gusta perder- son un buen saldo, que permiten encontrarse con un Uruguay diferente, que se anima a jugar incluso ante los más pintados. Todo eso ya es suficiente para seguir construyendo la ilusión.