El octavo estuvo toda la semana con una lesión y jugó con dolor, pero consiguió el objetivo de poder dar una mano para clasificar: “Nos rompimos el alma”
Sábado 4 de octubre, 8 de la mañana. A una semana del duelo decisivo para clasificar al Mundial, Los Teros concentraron en el Charrúa y entrenaban en un movimiento clave para empezar a definir el XV titular. Alejandro Nieto, octavo del equipo, hablaba con los técnicos con un enorme vendaje en la rodilla derecha. Se la torció caminando, sin ninguna exigencia. Era una lesión de meniscos, de esas que en cualquier deporte obligan a parar.
Pero Nieto no quería perderse por nada del mundo el partido más importante de su vida. Y por eso hacía un esfuerzo sobrehumano para estar. Luego del partido, tras la victoria, aparecieron lágrimas en sus ojos cuando recordaba los días previos. Una de las tantas historias de esfuerzo que acompañan a este Uruguay campeón mundial del amateurismo.
“Fue una semana brava para mí. Por suerte estaba Mathías Braun de retén, que aportó mucho al grupo. Fue muy duro, probando el último día bajo de lluvia, situaciones de contacto y cambios de dirección. Y en el partido, primera jugada y me doblo la rodilla, no lo podía creer”, contó a RugbyNews el jugador de Champagnat, que dio más detalles. “Es así, nos rompemos el alma. Si no estaba para jugar iba a decirlo, porque no era justo. Pero me sentía bien para jugar. Laburamos todos por igual, los 80 minutos, y por eso llegó”.
Sobre la charla de Pablo Lemoine en el entretiempo indicó: «Nos llamó al orden, que teníamos que hacer nuestro laburo. Sabíamos bien lo que teníamos que hacer, pero hacíamos penales boludos que nos costaban tres puntos y volver a remar. Nos hacen un try de sub 15 que nos juegan rápido. Era un partidos parejo, segundo tiempo corregimos, aprovechamos nuestras armas, Rodrigo sacó un parrido muy importante, porque cuando salí yo tuvo que salir la primera línea, se complicó el scrum y lo sacó adelante. Tenemos gente que asume roles y lo hace muy bien.