El puesto de coach es complicado, nadie lo duda. SI bien como jugador se tiene presión, los entrenadores suelen convivir con esta más de lo normal. Si las cosas no salen, es al primero que culpan, si el equipo no rinde como se espera o debe, todo miran al que hace jugar al equipo de esa manera. 

 

Por lo tanto, más complicado es aún llevar adelante el cargo de entrenador del seleccionado neocelandés de rugby. No cualquier puede hacerse de ese cargo, no solo por los jugadores de primer nivel con los que debe lidiar a la hora de hacerse respetar, sino porque son los recientes campeones del mundo. 

 

Tan es así, que la decisión no parece ser fácil para la URNZ. Los mismos, que si bien disponen de una basta cantidad de entrenadores más que interesados en dirigir al mejor equipo del mundo, saben que se debe elegir a alguien a la altura de las circunstancias.    

 

Incluso nombres como los de Robbie Deans y Warren Gatland, neozelandeses de origen, pero que hubiesen dirigido a los seleccionados de Australia y Gales en esta última RWC respectivamente, han sido descartados. La gran excusa dispuesta por las autoridades fue que estos no residen en su país hace un tiempo bastante prolongado, por ende puede que no estén del todo informados respecto a la interna del seleccionado      

 

El objetivo es elegir un coach que haya trabajado en estos últimos tiempos en el país maorí, pero la decisión no será sencilla. El que hoy día corre con ventaja por sobre los demás es Steve Hansen, asistente de Henry a lo largo del proceso de 8 años que culminó con la consagración Black en la RWC.