Más allá de la polémica del Circuito, la temporada se cerró con un gran torneo que organizó Christians, en la que todo el club trabajó para regalarle al rugby uruguayo una verdadera fiesta
El mejor cierre
El Seven de Christians se cerró con un gran tercer tiempo y la fiesta de cierre, donde los clubes extranjeros y locales tuvieron un justo homenaje por la larga jornada de campeonato. Pero además, para Christians fue un cierre de año muy especial, porque logró juntar a todo el club a trabajar en un evento masivo como hacía mucho tiempo no lo hacía.
Lo decían los referentes: fue una emoción para todo el club tener a todas las divsiones trabajando en los últimos días, recibiendo a cada equipo, y el sábado trabajando en el club desde bien temprano en la mañana para dejar todo en orden. La verdad, se lucieron y todos los clubes quedaron felices y agradecidos por el buen trato.
Incluso cuando llegó la lluvia, el club trabajó rápido para darle las comodidades a los equipos, y dejar disponibles los vestuarios y el parrillero para dejar los bolsos. Hasta la comunicación de resultados fue excelente, con una cartelera donde se actualizaban al instante los resultados, tries y posiciones generales. Medidas simples, pero que cuando aparecen, rinden el doble.
Más allá de toda la polémica por el final del Circuito, de la que hablamos en notas anteriores, fue un buen cierre de temporada. Completó un Circuito que tuvo una etapa de competencia interna entre los clubes uruguayos, y otros tres torneos de buen nivel internacional con muchos equipos argentinos que cruzaron el charco y, además de levantar el nivel de competencia, ayudan a establecer lazos con los equipos uruguayos, que suelen redundar después en giras y más encuentros en común. En definitiva, en más competencia y crecimiento.
En un momento tan especial y difícil para el rugby uruguayo, esa puede ser una luz de esperanza, que transcienda el seven y pase también al XV: que el rugby uruguayo recupere la competencia internacional de clubes. Será cuestión de intensificar los lazos con Argentina, que en los últimos dos años se trabajaron muy bien a nivel de high performance, en los contactos de Los Teros con el Pladar y Los Jaguares, pero que ahora necesita que baje a los clubes, para beneficiar a más gente.
Pero ante todo, lo del principio, las felicitaciones a todo Christians, que marcó un precedente que ojalá se mantenga por muchos años. Y como Polo con el Valentín Martínez, como Old Boys con el Seven de Punta del Este, como Trébol y Lobos con sus sevens, como MVCC con el Oldies, Los Cuervos con el Aitlio Rienzi o Champa con el Descalzos, tuvo su gran fiesta, en el que el trabajo del club redunda en un beneficio para todo el rugby uruguayo. En tiempos de pensar qué debe ser del rugby uruguayo en el futuro, ese es el camino.