Los Teros pasaron una prueba de personalidad; sin jugar bien pero apelando a las raíces del scrum y los forwards le ganaron 28-3 a Hong Kong para clasificar a la final del repechaje
Ignacio Chans-Redacción RugbyNews Fotos Victoria Acuña
A veces hay que ganar goleando. A veces alcanza jugando bien. A veces hay que imponer el juego al resultado. Y a veces, simplemente hay que ganar. Porque significa acercarse a una meta, o porque permite construir una identidad.
Ayer Los Teros tenían que ganar. Lo había dicho Lemoine: El cómo importaba poco, aunque era gracias a que apostaron al cómo durante mucho tiempo que tenían suficientes argumentos para superar a Hong Kong en la semifinal del repechaje.
No fue un buen partido. Al menos no lo fue en ese 20% que permite definir el 80% trabajado antes. Uruguay hizo ese 80% pero en el primer tiempo le costó muchísimo. Pesaron los nervios, y como lo reconoció el DT Pablo Lemoine al final del partido, también pesó la responsabilidad que estos tienen Teros sobre sus hombros, quizás más en la cabeza que en la realidad: clasificar al Mundial para mantener todo este plan que en los últimos años ha revolucionado al rugby uruguayo. Que tiene mucho que ver con el Charrúa, pero también con lo que estos jugadores contagian, al rugby pero también a los que están afuera y de a poco se suman. Y que permitió que ayer el estadio tuviera la mejor concurrencia en años.
Fueron nervios e imprecisiones que impidieron traducir en puntos el dominio que el equipo tenía en el primer tiempo. Porque a pesar de los nervios y la subjetividad con lo que se podía ver en la tribuna, el equipo controló y casi no pasó zozobras –imposible no pasarlas en un partido definitorio, donde siempre está latente una intercepción que termine en try y ponga todo arriba-.
Uruguay puso la pelota en campo rival, presionó la salida, pero falló en la concreción. Generó penales como para sumar 18 puntos, pero erró 12, producto de una cancha difícil para afirmarse. Generó robos en rucks rivales, pero se equivocó al jugar, ya sea porque los portadores quedaban muy aislados y generaban penales o pelotas perdidas, o porque cuando se probaba por afuera los pases no eran buenos y llegaban los errores de manejo. Hong Kong demostraba lo que se vio ante Japón: buena defensa en el arranque, pero además le agregaba una intensidad en el juego corto que, pese a no ser gran cosa, sorprendía a unos perdidos Teros enteverados.
Para peor, el line empezó bien, pero de apoco se fue apagando y dejando a Los Teros casi sin obtención, por lo que los asiáticos fueron creciendo en la tenencia de pelota y hasta tuvieron algún maul interesante, terreno que se imaginaba de dominio uruguayo. No conseguían generar peligro a una defensa bien parada, pero sacaban tres puntos de penal y eso alcanzaba para poner al equipo en estado de alarma: en un partido en el que era favorito, se iba apenas 6-3 arriba con 40 minutos por jugar. La chance de una sorpresa que eliminara a Los Teros no era la más grande porque lo lógico era que el rival bajara en el segundo tiempo, sintiera las 40 horas de vuelo y, en definitiva, su nivel de juego más bajo.
Pero la chance de una derrota estaba encima de la mesa. Y eso era suficiente para estar muy nervioso.
La identidad
Entonces, cuando más se necesitaba, apareció lo que se había construido tanto tiempo, cuando el cómo importaba más que el qué: la identidad. El equipo apostó a lo simple: cerrar más el juego, desgastar al rival con los forwards, forzar scrums. E insistir en los scrums. Una y otra vez. Limando las fuerzas que le quedaban a un equipo que había venido a hacer 30 minutos perfectos, pero no tenía plan B. Llegó otro penal, y una amarilla. Más penales para irse 15-3. Enfrente un equipo que ya no era tan intenso en el contacto, que dejaba más metros, que no podía y transformaba esa defensa pegajosa en penalera.
Entonces Uruguay respiró. Pudo definitivamente jugar a lo que quería, y terminó definiendo el partido con el try de Berchesi a los 62’ luego de un kick de Gibernau, que puso el 20-3 y un colchón suficiente para jugar más tranquilos.
¿Costó más de lo pensado? Sí. ¿Se dependió del scrum y el juego corto? También. Pero es parte de construir una identidad, y que los rivales le teman. Ya vendrá el tiempo de seguir trabajando todas esas aristas pulidas que faltaron hoy. Lo cierto es que el equipo está en la final del repechaje, donde habrá que barajar y dar de nuevo. Y lo mejor es que, en el camino, se dio cuenta que su identidad está bien a salvo.
URUGUAY 28-HONG KONG 3
URUGUAY. 1) Alejo Corral ,2) Nicolás Klappenbach(c), 3) Óscar Duran; 4) Matías Palomeque, 5) Franco Lamanna, 6) Juan Gaminara, 7) Diego Magno, 8) Alejandro Nieto; 9) Agustín Ormaechea, 10) Felipe Berchesi; 11) Jerónimo Etcheverry, 12) Alberto Román, 13) Joaquín Prada, 14) Santiago Gibernau; 15) Gastón Mieres.DT Pablo Lemoine
HONG KONG. 1) Hon Sum “Leon” Wei; 2) James Harris, 3) James Cooper, 4) Paul Dwyer, 5) Jack Delaforce, 6) Nicholas Hewson©, 7) Matthew Lamming, 8) Pale Tauti; 9) James Hood, 10) Christopher Mcadam; 11) Rowan Varty) 12) Jacob Phelps) 13) Lloyd Jones, 14) Kam “Salom” Yiu, 15) Alexander McQueen DT Andy Hall
Cambios URU.Arboleya x O. Durán, Ávalo x Klappenbach, DeMula x Corral, Vilaseca X Palomeque, De Freitas x Gaminara, A. Durán x Etcheverry, Lijstenstein x Gibernau, Soares x Lamanna
CAMBIOS HK. 16. Henry Bolland, 17. Cennan Bennett, 18. “Philip” Leung, 19. Arthur Brant, 20. Alexander Baddeley, 21. Niall Rowark, 22. Ho Ning Cheung, 23. Thomas McQueen
CANCHA.Estadio Charrúa
PUNTOS.4’ penal Ormaechea (URU) 3-0, 13’ penal McAdam (HK) 3-3, 30’ penal Ormaechea (URU) 6-3, 52’ penal Berchesi (URU) 9-3, 57’ penal Ormaechea (URU) 12-3, 68’ penal Ormaechea (URU) 15-3, 73’ try Berchesi (URU) 20-3, 76’ penal Ormaechea (URU) 23-3, 79’ try Magno (URU) 28-3
AMARILLAS.Leon Wei y Nicholas Hewson (HK)
ROJAS. No hubo