Sin jugar, firmando autógrafos y regalando sonrisas, Jonah Lomu fue la estrella de la segunda jornada del domingo en el Seven de Punta del Este
La leyenda se robó los aplausos
Brasil le acaba de ganar a Uruguay, en la mayor sorpresa del Seven de Punta del Este. En la cancha estaba el último campeón, URBA jugando la vida en el torneo ante Carrasco Polo. Sin embargo, bastó que el locutor nombrara su nombre para que las cabezas se dieran vuelta hacia el palco, y ya nadie más se acordara del rugby. Cientos de chicos –y unos cuantos que piensan canas pero que no podían dejar para el instante de cholulez- literalmente se la abalanzaron en busca de una foto. “Lomu, para acá”, le exigían como si el neocelandés entendiera español, y además con la naturalidad suficiente que uno le pide a un amigo que no le tape la tele. Diga que el neocelandés es enorme, en su figura física y en su paciencia para atender a cada fanático, y que se pasó más de media hora entre los espectadores del Seven de Punta del Este.
A sus 35 años, ya veterano, lejos del jugador que maravilló al mundo con su potencia y velocidad, y más cerca de un embajador de marketing del rugby mundial, Jonah Lomu volvió al mismo Campus de Maldonado en el que alguna vez se paseó como el mejor jugador del planeta. El Campus lo esperó venido a menos, con una tribuna en riesgo de derrumbe y con las torres de luz que cada año tienen un foco menos. Pero el gran Lomu ni lo debe haber notado, arropado por el cariño de los padres que mandaban a su hijo a pedirle un autógrafo, contándoles que quizás haya sido el mejor jugador que haya tocado una pelota de rugby.
“Es increíble, han pasado 15 años desde que vine, ha sido un largo tiempo, pero siempre lo recuerdo al Seven de Punta del Este como uno de los primeros torneos que jugué, lo cual le da un valor especial. Si a esos e le suma las playas espectaculares, y el color que tiene el torneo, son de los recueros más lindos que tengo en torneos de seven”, aseguró el gran Lomu a Rugbynews, en una corta charla en el palco del Campus, mientras otro batallón de fanáticos peleaba por otra foto con la leyenda.
“Me sorprendió el cariño de la gente, de parte de chicos que quizás nunca me vieron jugar. Realmente es muy lindo”, agregó Lomu, que en 2004 debió dejar de jugar al rugby de alto nivel, luego de una enfermedad que lo obligó a sufrir un transplante de riñón, del que se repuso demostrando una entereza de elegidos, volviendo a las canchas de rugby. “Hoy no extraño el rugby, son etapas, jugué a un nivel muy alto, y hoy estoy más cómodo promoviendo el rugby por el mundo”.
Mañana, la entrevista completa de Rugbynews con la leyenda Jonah Lomu.