El partido decisivo del Súper 4 estuvo suspendido durante 20 minutos debido a la lluvia, aunque luego la URU se retractó de la decisión
Que se suspende, que no… la lluvia y la mala gestión de la URU hicieron que las horas previas a la final fueran un suplicio. La bomba estalló sobre las 13:40, cuando corrió la información de que se suspendía la final y el preliminar por los rayos y truenos que habían caído pocos minutos antes, lo que se sumaban al mal panorama que se vislumbraba para que la final tuviese un marco acorde.
La decisión fue tomada y mucha gente se retiró del Country, mientras otros –incluidos funcionarios de la URU- daban media vuelta y volvían a Montevideo. Todo en el medio de la molestia de los clubes, sobre todo de Trébol, que estaba instalado desde hace un rato con su ómnibus lleno de jugadores que acababan de hacer el viaje desde Paysandú y que se quedaban con las ganas de jugar.
Pero a esa altura, la lluvia ya había amainado, por eso, la gran duda era: si el problema eran las precipitaciones y el marco de público, ¿por qué no se suspendió temprano en la semana, cuando ya se sabía que el domingo llovería fuerte?
Entonces, a los pocos minutos llegó la contraorden: solo se suspendía el partido de Intermedia, y quedaba a criterio del juez Eduardo Blengio si la final de Primera se podía jugar, lo cual, teniendo en cuenta el muy buen estado de la cancha del Country, hacía que la fijación quedara firme.
El resultado fue el mismo: el Country no tuvo un marco adecuado para una final.