Los errores no forzados condenaron a Uruguay, que cayó 38-0 con Rusia y de despidió en el 20º lugar del Mundial de seven

Foto Martin Seras Lima-IRB

Uruguay se despidió del Mundial con una derrota mucho más amplia de lo esperado: 38-0 ante Rusia, que determinó el 20º puesto final, el mismo del Dubai 2009.

La derrota fue justa, porque Uruguay no tuvo chances ofensivas, aunque quedó el sabor amargo de que se liquidó en un primer tiempo donde los errores no forzados de Los Teros provocaron la diferencia: tres knocks on y un kick de penal que no se fue afuera, que le sacaron toda la posesión a los celestes y le dieron la chance a Rusia de mostrar su potencia.

Y eso que Uruguay hizo lo más difícil: desde la primera pelota, Falcón estuvo firme para obtener en las salidas. Uruguay probó de abrir la pelota pero en el primer ataque tuvo un knock on en la punta de Favaro, y luego en el scrum penal por desprenderse. Rusia abrió la pelota, y quebró por el lado abierto a pura potencia para el 7-0.

Los celestes volverían a obtener la pelota, pero la presión rusa en el ruck provocó que Ormaechea cometiera knock on al sacarla. Luego se defendió bien y se consiguió un penal, pero la patada del Colo para ganar metros no se fue afuera. Rusia corrió e hizo valer su tamaño: jugando bien en el contacto -si bien hubo un knock on no cobrado-, desordenó a una defensa celeste que empezaba a sentir el desgaste hasta encontrar el hueco para el segundo try: 12-0. Y en la última jugada, un mal pase generó el knock on, el scrum y ataque ruso para el 19-0, ya marcando diferencias físicas y liquidando el partido.

Los celestes salieron al segundo tiempo golpeados por la diferencia, y no pudieron repetir la intensidad que habían tenido para obtener. El tackle falló en una pelota en campo propio, y Rusia corrió la cancha para liquidar el partido con el 26-0.

Llegaron los cambios, y los celestes tuvieron la chance de tener algunas pelotas en campo propio, pero el desgaste físico y mental ya era demasiado grande. Esas posesiones no lastimaron, y además, cada error se pagó con un try más, para llegar al 38-0 final.

Un final ambiguo para Uruguay: cumplió el objetivo de ganar un partido e igualar la ubicación de Dubai 2009, aunque las goleadas sufridas empañaron un poco el resto y más importante: le dejaron a los jugadores esa sensación de impotencia reflejada en las palabras del capitán Juan Diego Ormaechea. Hay poco para achacarle a los jugadores: se cometieron errores, sí, pero también se llegó en desigualdad de condiciones respecto al resto, sobre todo por la falta de competencia a raíz de no haber podido jugar torneos previos por falta de fondos. Sin rodaje, y con poco recursos para contrarrestarlo, los celestes estuvieron lejos de mostrar su mejor versión. Y a este nivel, se necesita estar en la mejor versión para mínimamente poder competir. Así, partidos que en otro momento estuvieron más parejos se fueron muy lejos.

Queda mucho seven por delante: se vienen los World Games en Cali en agosto, que marcarán el inicio de una nueva temporada, con el objetivo de meterse nuevamente en la pelea para entrar al Circuito, el gran objetivo del seven en el mediano plazo, además del otro de largo plazo: los Juegos Olímpicos. Será la oportunidad de encontrar una fórmula para no repetir uno de los grandes problemas históricos del rugby uruguayo: la necesidad de compartir jugadores en XV y VII. Y la oportunidad para encontrar caminos –los aportes de dineros del Estado y el COU es uno- que permita darle la importancia que requiere el juego reducido, un deporte en el que Uruguay tiene chances de entreverarse, siempre que tenga las condiciones, algo que faltó en este Mundial de Rusia.