Como en la edición 2008, el equipo jujeño se las ingenió para viajar 1.478 kilómetros y poder estar presente en el Valentín Martínez Copa Semm
Además del rugby de alta competencia, el Valentín Martínez Copa Semm guarda historias muy especiales. Sobre todo, el esfuerzo que algunos clubes realizan durante todo el año para poder estar presentes en la mayor fiesta del rugby juvenil de América. Mucho más allá que traerse una copa, el valor está en la experiencia que representa una gira al exterior, y la posibilidad de compartir con delegaciones de otros países, en muchos casos alojándose en las casas de los jugadores rivales.
En ese Valentín, uno de los ejemplos más puros de cultura rugbística es el del Suri Rugby Club de Jujuy. 1.478 kilómetros separan a la norteña ciudad argentina de Montevideo, lo que convierte a la idea de llegar por un fin de semana hasta Uruguay en una aventura quimérica. Pero el gusto de conseguirlo, y que muchos chicos puedan ver el mar por primera vez en su vida, es incomparable.
La historia.
La gente de Suri se lo propuso en 2008, y lo logró. Tres años después, tras un enorme esfuerzo de toda la institución, vuelve a conseguirlo.
“Aquí en Jujuy, para que nuestros juveniles puedan jugar, todos los fines de semanas debemos viajar muchos kilómetros, ya que tenemos pocos clubes. A la vuelta de uno de esos viajes agotadores, y que encima habíamos perdido, se me ocurrió volver sobre la gira. Fue mágico como se iluminó la cara de cada jugador y ahí empezó la historia”, cuenta Marcelo Carenzo, uno de los entrenadores del club, para relatar como comenzó la odisea del viaje a Montevideo.
“Tuvimos muchos intentos por lograr consenso entre los padres y de golpe la gira tomó vida propia, y como siempre, comenzaron las ideas, el entusiasmo, hasta que por fin pudimos hacer el primer borrador de presupuesto… otra vez para atrás, parecía una meta imposible de concretar. Con un grupo de padres nos pusimos como meta achicar el presupuesto y semana a semana los números comenzaron a ser más acordes. El primer alegrón fue: “La gente del torneo nos va a alojar a los jugadores”, y ahí la cosa ya parecía ser viable. A partir de entonces era todo esfuerzo y mirar para adelante, y sin dudar en llegar”, recuerda el DT.
Luego, cuenta Carenzo, llegó el momento de organizar rifas, conseguir regalos para sortear y de a poco sumar cada peso que se necesitaba para que el viaje se concretara. Padres e hijos, juveniles y veteranos, comenzaron el trabajo sin pausa para lograr el objetivo, casi como el que los All Blacks se propusieron ganar el último Mundial.
“El entusiasmo fue contagioso y casi en forma inesperada terminamos de juntar todos los fondos necesarios, con algún excedente para el fondo de gira y comprar algún recuerdo del torneo para los chicos”, agrega Carenzo. Así se consiguieron los pasajes aéreos hasta Buenos Aires, el armado de una gira por la capital argentina visitando el CASI, el Museo del Rugby, la UAR y hasta entrevistarse con Hugo Porta. Y por supuesto, ultimar los detalles de la última parte del viaje, la que incluye el gusto de participar en el Valentín Martínez Copa Semm.
“Para nosotros, poder participar del torneo es más que una competencia. Es la oportunidad para muchos de nuestros jugadores puedan conocer otras realidades, otras ciudades, viajar en avión, salir del país, viajar en subte o tren, comer junto a un Puma, o simplemente ver por primera vez el mar. Seguramente lo podrán repetir muchas veces en su vida, pero recordarán la primera con sus amigos del rugby” agrega Carenzo, que finaliza con emoción: “Hermanos Uruguayos, GRACIAS, somos conscientes del esfuerzo que realizan cada año en este torneo. Pronto nos enfrentaremos rudamente en la cancha, y nos estamos entrenando para volver con alguna copa, pero también lo que es garantizado, es que brindaremos juntos por el ESPÍRITU DEL RUGBY”.